Para lograr construir el ambiente ecológicamente saludable, requerimos comprender nuestro entorno inmediato, para lograr entender la inmensidad del concepto de ambiente, que va más allá de un entorno inmediato y cotidiano, cubriendo todo el planeta y el universo entero; donde cada elemento de la naturaleza, y cada elemento del cosmos, tienen un papel determinado que propicia y da origen a la vida en nuestro planeta, por esta razón, se requiere de una educación ambiental creativa y afectiva, donde existan espacios para todas las edades. Nuestro ambiente, se define como la integración en armonía con un todo.  Ambiente es todo lo que afecta a un ser vivo; comprende el conjunto de valores sociales y naturales en un lugar y en un momento determinado  el  cual  influye en la vida de los seres vivos,  incluyendo al ser humano, generación tras generación.  Es decir, no se trata solo del espacio en el que se desarrolla la vida, sino que también comprende los 5 elementos con los que la vida misma interactúa (agua, tierra, energía, aire y espacio).  Por lo tanto, cuando logremos comprender, que el ambiente son todas las relaciones entre los seres vivos, que incluyen por supuesto a los seres humanos como una especie más, sus relaciones ecológicas directas o indirectas, tangibles o intangibles, y que todos de muchas maneras dependemos de todos como una sola integración, lograremos vivir en armonía con la naturaleza.

¿Porque se habla de vivir en armonía con la naturaleza, mediante una relación ecosistémica?  Si analizamos de que estamos hechos,  nos daremos cuenta que somos un componente más de la naturaleza; somos aire, somos energía, somos materia orgánica, somos agua, y todas las personas por supuesto ocupamos un espacio, dentro y fuera del ser como tal.  Claro está, que tenemos una diferencia que hace que seamos creadores de nuestro propio ambiente.  Tenemos muchas capacidades por medio de nuestra inteligencia creadora y de discernimiento; y cuando reconozcamos esa importante diferencia, lograremos tener el control mental y físico para pensar, hablar y accionar de forma positiva hacia el ambiente; una forma de pensar más visionaria, creativa e integradora.  La educación ambiental cumple una función muy importante en relación a este pensamiento visionario, creativo e integrador, donde permite al ser humano reconocer en si mismo sus capacidades intelectuales para lograr pensar, decir y hacer, de una forma más en armonía con la naturaleza. La educación ambiental como componente pedagógico, ha estado presente en los procesos formales y no formales; reconociendo este valor en  la educación ambiental,  es que las Nacionales Unidas sobre el Medio ambiente, en el año 1972, en Estocolmo, Suecia, inicia una educación ambiental más metódica y técnica para realizar mayores esfuerzos en la protección del ambiente, reconociendo su importancia a nivel mundial.  Existe la carta de Belgrado, redactada en 1975, la cual manifiesta que la Educación Ambiental consiste en crear una mayor sensibilización y conciencia en la población, mediante el conocimiento para adquirir actitudes, aptitudes, motivación, deseo de participación y toma de decisiones que brinden alternativas y soluciones a nuestros problemas ambientales.  En Latinoamérica  esta nueva cultura de educación ambiental, surge en la década de los años ochenta.   Costa Rica en el año 1998, se perfilaba como una de las primeras naciones en la región centroamericana, que inició esfuerzos en el campo de la educación ambiental; pese a que esté campo a nivel mundial, se origina en los años setenta, no es sino hasta finales de la década de los ochenta o inicios de los noventa, que se logró una mayor consolidación de las actividades de educación ambiental en nuestro país.

En el año 2006,  se establece en nuestro país,  la educación ambiental creativa, a partir de una iniciativa de animación natural que consta de dinámicas y juegos las cuales permiten jugar y divertirse, sentirse parte de los procesos naturales,  y crear a partir de la inspiración e imaginación  de los elementos de la naturaleza,  sensibilidad y conciencia de protección a partir del aprendizaje creativo.  Es así, como muchas instituciones y organizaciones relacionadas con el ambiente desarrolla,n el proceso de constructivismo a partir del método lúdico, tomando en cuenta que la educación ambiental es una forma de vida cotidiana,  de forma creativa, es decir, que se aprende y se práctica, todos los días, desde que nos levantamos por la mañana, hasta que nos acostamos y descansamos, todo en relación con el entorno y sus procesos naturales. Para lograr lo anterior, La educación ambiental creativa adopta el proceso del constructivismo.